La formación del estudiante de comunicación
exige, una puesta al día ante la evidencia científica y empírica, la que obliga
a una formación integral para anticipar a nuevos escenarios y ser capaz de
gestionarlos y construirlos.
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En ese
orden de ideas es fundamental entender el modelo de negocio al que el
estudiante se enfrentará comprender el tema de costos de producción, la real
funcionalidad de las nuevas tecnologías y tarea fundamental, está en conectar
con diferentes audiencias cada vez más fragmentadas y sofisticadas.
No se
trata simplemente de yuxtaponer cursos tradicionales con nombres supuestamente
postmodernos. Esto puede servir de marketing, no a la misión de la Universidad,
no a las empresas, no a las exigencias de un país incomunicado y no por
supuesto menos a las motivaciones y expectativas de nuestros estudiantes.
Podríamos
iniciar la discusión que sabemos de la convergencia multimedia, fenómeno que
está modificando las empresas de comunicación.
Encajar
en el nuevo proceso comunicativo implica cambios no solo de actitud y rutinas
laborales, sino adquirir nuevas destrezas y competencias que sumadas al perfil
básico del quehacer profesional contribuyan a conocer mejor el nuevo modelo de
negocio al que nos enfrentamos.
Según
Jesús Flores Vivar, un comunicador eficiente y que aporta al medio es aquel que
tiene un valor añadido producto de una sólida formación académica y de una
actualización de conocimientos permanente.
La
formación del comunicador pasa por tener conocimientos de macro y
microeconomía, gestión de medios. Etc.
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